El movimiento de las Canastas Comunitarias está formado por grupos de compradores urbanos organizados que compran alimentos colectivamente al por mayor. En la actualidad muchas canastas comunitarias buscan comprar directamente a pequeños agricultores individuales o a grupos de agricultores organizados. Muchos agricultores son pequeños o han abandonado la agricultura en busca de oportunidades más lucrativas, lo que explica los altos índices de migración, o se dedican a mercados extractivos, caracterizados por un elevado uso de agroquímicos y pocas posibilidades de negociar los precios. En este contexto, iniciativas locales como las canastas comunitarias representan un mecanismo para contrarrestar estas tendencias. La primera canasta comunitaria apareció hace unos dieciocho años en Riobamba y ahora el movimiento se ha extendido a seis ciudades, haciéndose cada vez más popular entre los consumidores e incluso el gobierno local. La motivación inicial de este movimiento fue el ahorro que se obtiene al comprar al por mayor. Sin embargo, en el proceso estos grupos han diversificado su agenda y su discurso para incluir temas relacionados con la calidad de los alimentos, la sostenibilidad ambiental y la equidad social. EkoRural busca poner en marcha un proyecto piloto con canastas comunitarias en dos áreas geográficas socialmente diferentes en las provincias de Cotopaxi y Chimborazo, con el fin de explorar, desarrollar y documentar la relación entre los pequeños productores organizados y las canastas, aspirando a ampliar la iniciativa en el futuro. EkoRural trabaja con los agricultores de la Sierra Centro y este proyecto propone involucrarlos en el movimiento de canastas comunitarias, principalmente como una forma de aumentar sus ingresos, con beneficios secundarios en términos de seguridad alimentaria, prácticas agroecológicas y conservación de la biodiversidad agrícola.