El grupo identificó tres preguntas que orientaron la discusión:
- Cómo definimos el cambio institucional y pautas de avance
- Hacia dónde orientamos el cambio institucional – qué queremos lograr
- Cómo logramos que las instituciones internalicen los enfoques que vamos trabajando y también el enfoque de cambio institucional –esta última, relacionada con la CdP.
Se ha realizado un análisis de dos contextos institucionales: el de las organizaciones a las que nosotros pertenecemos y el contexto institucional externo con el que interactuamos. Hay algunos elementos que compartimos con el contexto institucional externo y que por tanto requerimos cambiar dentro de nuestras organizaciones.
Nuestro contexto institucional tiene que ver con equipo interdisciplinarios, con instituciones vinculadas a redes sociales, con estructuras no siempre flexibles –normas, políticas, procedimientos propios-, con un trabajo participativo en investigación científica que tiene que luchar con otros paradigmas que tienen otras formas de abordar los temas, con equipos técnicos que asumimos que deberían estar comprometidos y convencidos de los temas en los que trabajamos, pero no es siempre una certeza.
Por su parte, en el contexto institucional externo hemos identificado que hay, en el caso del Estado varias tendencias: promover la participación de actores público-privados en redes, pero también se da una institucionalidad cambiante en las instituciones –con funcionarios que entra, que sale-, con reglas que no siempre son claras, instituciones públicas con poca capacidad de apoyar y capitalizar aportes. En el caso de las comunidades, de igual manera, hemos visto comunidades con decisiones que no son siempre generalizadas, rupturas por participación y beneficios diferenciales. Hemos evidenciado actores con diferentes velocidades de respuesta ante cambios en el contexto. La participación de las mujeres continúa siendo un tema por resolver.
En relación a cómo definimos el cambio institucional, hemos encontrado algunas pautas para medir si efectivamente se está cambiando. Éstas tienen que ver con la co-construcción de procesos, el establecimiento de nuevas reglas, la internalización de aprendizajes, la inversión que realizan los actores locales, públicos y privados en los temas, la participación y rendición de cuentas.
Con respecto hacia dónde orientamos el cambio institucional y qué queremos lograr en las comunidades, vemos que la autonomía y el empoderamiento son claves. Queremos hacerlo a través de la ingeniería de la participación y la planificación participativa: es decir, acordar previamente cómo se va a construir el proceso de planificación y crear espacios de deliberación en donde los actores puedan dialogar sobre los asuntos que les interesan.
En lo concerniente a cómo lograr que las instituciones internalicen los enfoques que desarrollamos, éste es un desafío porque las instituciones están en diferentes niveles (comunidad, Estado). Sin embargo, hemos evidenciado que en primer lugar las instituciones deben querer cambiar, es decir, debemos trabajar con aquellas que tengan motivación del cambio porque los otros actores necesitan demostración sobre la efectividad del cambio y eso requiere un tiempo para que puedan visualizar las evidencias del proceso.
También es importante la alineación a las dinámicas de las organizaciones y las reorganizaciones que se están dando en nuestros contextos . Hay organizaciones que continúan trabajando de la misma manera, a pesar de que los cambios en el contexto requieren nuevas estrategias. De igual manera, es clave encontrar necesidades movilizadoras: muchos de los actores no participan porque no hemos abordado la necesidad que moviliza esa participación. Adicionalmente, es necesario crear alianzas efectivas entre la multiplicidad de actores, incluyendo los locales y estatales.
Hemos reflexionado sobre cómo aporta el CdP al desarrollo de este tema:
- Uno de sus principales aportes es brindarnos estos espacios para reflexionar sobre qué funciona y qué no.
- Darnos la posibilidad de investigar más sobre la dinámica de instituciones y cómo funcionan.
- Visibilizar avances y fortalecer las redes.
- Difundir cambios que se están dando en nuestros contextos (por país y por región). Sin embargo, requerimos mayores recursos y personal para participar mayormente en espacios de deliberación y toma de decisión locales. De esta manera se podría fortalecer la difusión.
Finalmente, nos preguntamos si podemos definir indicadores o un mecanismo que registre el cambio institucional. Es necesario definir cuáles serían estos indicadores, como por ejemplo:
- Medir la internalización de los aprendizajes que se van generando en el proceso de interactuar con una organización.
- Medir su contraparte efectiva (con cuánto aporta a los procesos que se están desarrollando).
Una tarea pendiente es hacer un ejercicio de registro gradual y sistemático de los cambios para tener la suficiente información que nos permita hacer un análisis más profundo.
